Nadie sabe lo que puede un cuerpo
Spinoza
Este proyecto comenzó
con la intensión de ser otra cosa, pero la pandemia me obligó –como a todes- a
reformular muchas cosas, entre ellas: esto. Sin embargo, algunas reflexiones
que atravesaban al proyecto en su formato original siguen presentes.
Se trata de una serie
de retratos de feminidades matanceras que considero de una sensualidad
arrolladora, a pesar de que en el imaginario social a las matanceras se nos
imagine de otro modo.
Son cuerpas
hermanadas por todo aquello que les es común, por una necesidad de pronunciarse
contra el patriarcado, a favor de la belleza de ser, de amar y amarse. Cuerpas
deseantes y deseadas, enmarcadas por un territorio a la vez diverso,
inconmensurable y reducido a un cúmulo de adjetivaciones siempre asociadas a la
violencia y a la fealdad. Un territorio imaginado y descrito por la falta,
nunca por sus versos; enunciado desde las violencias, nunca por sus afectos. Y
allí se inscriben para hablarnos de aquello que se calla, pero que vibra en el
aire.
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